viernes, 2 de octubre de 2009

El origen del twincest

Tom suspiró al ver la foto en la pantalla de su ordenador, con un letrero de grandes letras rojas que decía: “Twincest”.
En otros tiempos se abría sorprendido, avergonzado y molestado. Ahora estaba acostumbrado y eso le parecía bastante deprimente.
Salió de la página y siguió navegando, pero pronto volvió a encontrarse con otra imagen parecida. Volvió a suspirar, aquello era una plaga.
¡Si apenas hacía tres años que eran conocidos! ¿Cómo se había extendido tanto? ¡No! Más importante, ¿de donde habían salido todas esas fantasías?
La curiosidad impulsó a hacer clic en la foto. Le condujo a un blog en cuya cabecera había otra imagen donde aparecía su hermano junto a él, semidesnudo, rodeando su cuerpo con las manos.
Desvió la mirada al ver la foto, turbado, e hizo rodar el ratón para que la página bajara. Tuvo que registrarse, bajo un nombre falso, para curiosear entre los comentarios de la gente. Después comenzó a buscar algo que pudiera indicar de donde había salido aquella ilusión de que Bill y él tenían relaciones más haya de las fraternales. Nada de lo que decían lo ayudaba, se limitaban a poner comentarios de las fotografías, relatos o videos.
Vio imágenes reales en las que él o su hermano se miraban fijamente, casi comiéndose con la mirada, o en las que estaban inusualmente cerca. Leyó los supuestos diálogos que las fans inventaban en cada fotografía y le pareció… normal. Le parecía inusualmente lógico que pensaran aquellas cosas, ¡hasta él lo hubiera creído de no ser uno de los implicados!
Siguió viendo fotos reales y volvió a recordar aquellos momentos, un programa, una entrega de premios, una entrevista… Todos esos momentos habían sido inocentes, pero pensando en ello…
-¡Tom! ¡Tenemos ensayo en quince minutos!_ llamó Bill. Tom dirigió una mirada fugaz al reloj, ¡llevaba casi tres horas mirando twincest! No tuvo mucho tiempo de pensar, su hermano golpeó la puerta de la habitación segundos antes de entrar.
El mayor tuvo el tiempo justo para ocultar lo que estaba viendo.
-¿Qué hacías?_ preguntó Bill, extrañado ante el sobresalto de su hermano.
-Oh, nada_ Tom sonrió nerviosamente, apagando el ordenador sin molestarse en cerrar el explorador de Internet_ venga, vamos o llegaremos tarde.
-Seguro que mirabas guarradas_ rió Bill_ Tontito, no hacía falta que las escondieras. Tengo diecinueve años, no me voy a asustar_ le dio un beso en la mejilla y salió por la puerta antes que él.
Tom se quedó quieto un momento, mirando como su hermano se alejaba, con la mano en el lugar donde su hermano había posado sus labios. Era normal, ¿verdad? Los hermanos se besaban en la mejilla, solo era cariño fraternal. Sin querer pesar mucho en ello siguió a su hermano, metiéndose en el coche con él.
* * *
Tom miraba pensativamente por la ventanilla.
El ensayo había sido… extraño. No podía quitarse de la cabeza todo lo que había estado viendo. Cada mirada le resultaba sospechosa, cada sonrisa una provocación, cada roce una indecencia… Y hablando de roce, no podía dejar de pensar en que la pierna de Bill se rozaba con la suya. Era normal, estaban apretados en el coche, pues una maleta restaba parte del espacio y no tenían más remedio que juntarse todo lo que podían.
Bill dijo algo, pero Tom no lo estaba escuchando.
-¡Tom!_ exclamó Bill, después de repetirlo un par de veces. El mayor pareció despertar de su letargo.
-¿Querías algo?
-Oh, Tomi, no se donde tienes hoy la cabeza_ suspiró Bill. Tom se quedó estático cuando notó el cuerpo de su hermano sobre el suyo, pues este se había inclinado para abrir la puerta del coche_ te decía que llegamos, sordo. ¿Bajas o voy a tener que pasar por encima de ti?
Tom decidió que prefería bajarse, no sea que a su mente le diera por seguir pensando cosas extrañas, y así lo hizo, seguido de su hermano.
Cuando éste entró en la casa, Tom se vio a si mismo observando el trasero de su hermano. Definitivamente estar tres horas seguidas curioseando entre el twincest no había sido una buena idea.
Entró en su cuarto y su mirada se fue al ordenador. Sintió la necesidad de encenderlo y regresar a aquel foro. Necesitaba saber de donde surgió, necesitaba saber quien fue el primero que pensó que entre su hermano y él podría haber algo, necesitaba preguntarle por qué, para saber si todo lo que había estado pensando durante el día era algo enfermizo o… tal vez era normal, tal vez su comportamiento daba que pensar.
Sabía que solo se libraría de aquellos pensamientos cuando lo descubriera así que prendió la computadora y volvió a entrar en la página.
Siguió viendo fotografías, relatos, videos… Nada le daba resultado. Puso “twincest Tokio hotel” en el buscador y encontró muchas más páginas. Entró en una de ellas, un foro, y se registró. Luego abrió un tema y directamente preguntó su duda.
No esperó la respuesta, abrió otra página y repitió el proceso. Puso la pregunta en tantos foros como pudo, antes de quedarse dormido frente al ordenador.
* * *
Habían pasado casi dos semanas y aun no tenía su respuesta, nadie sabía de donde había salido el twincest. La duda le obsesionaba, se pasaba la mayor parte del día entre foros y blogs, buscando.
Soñaba con las imágenes y relatos que veía cada día. Se preocupó cuando descubrió que eyaculaba al tener esos sueños.
Se repetía a sí mismo que todo terminaría cuando lo descubriera, pero cada vez pensaba más en ello. Observaba con lupa los gestos de su hermano hacía él e incluso sus propias reacciones le parecían sospechosas.
Bill insistía en que estaba raro, en que debía salir a la calle o al menos salir de la habitación. ¿Él que sabía? No tenía ni idea de lo que provocaba sin quererlo.
Sin embargo había algo que le chocaba. Siempre imaginó que eso del twincest era algo… enfermizo, algo que hacían para hacerles daño. Ahora estaba descubriendo que era otra forma de admiración, eran historias bonitas que hablaban de amor no de mero sexo. Era simplemente una bonita fantasía.
Tres semanas después de su primera búsqueda por fin obtuvo resultados. Era un chat online, pero solo había una persona a parte de él. Iba a salir de la página cuando el otro usuario le habló:
Xxx_Libber_xxX dice:
“¿Eres el que pregunta por el origen del twincest?”
Imot_19 dice:
“Si. ¿Tu sabes algo?”
Xxx_Libber_xxX dice:
“Ajá, pero mejor te lo enseño.”
Tom abrió la dirección de Internet que le había mandado y observó la imagen.
Salía él, años más joven, durmiendo, de lado, y su hermano semidesnudo abrazándolo posesivamente. No era ninguna que hubiera visto antes, ni siquiera le sonaban las caras de ninguna fotografía de donde las hubieran recortado, sin embargo algo le resultaba familiar…
Bajó la ventana de la imagen y volvió a abrir la del chat.
Imot_19 dice:
“¿Qué tiene de especial?”
Xxx_Libber_xxX dice:
“Es la primera imagen que apareció de twincest Kaulitz.”
Imot_19 dice:
“¿Estas seguro? ¿Cómo lo sabes?”
Xxx_Libber_xxX dice:
“Lo se, porque yo la hice.”
Tom se quedó sin respiración, pero se apresuró a hacer la pregunta.
Imot_19 dice:
“¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste?”
El usuario puso una respuesta, pero Tom no tuvo tiempo de ver que decía, pues de repente el ordenador se apagó, junto con el resto de las luces de la casa. Debía haberlo supuesto, había abusado demasiado de la electricidad estas semanas, probablemente fundió los plomos y con ellos toda la luz.
Era cómico, había leído al menos una docena de relatos en los que su hermano tenía miedo a la oscuridad e iba a su cama para que le protegiera, sin embargo era al revés; Tom tenía fobia a la oscuridad.
Tanteando por las pareces fue andando, hasta que entró en la habitación de su hermano.
-Bill…_ llamó.
Su hermano agarró su mano en la oscuridad.
-Estoy aquí_ la voz de Bill sonó firme, junto a su oreja, Tom se dejó abrazar_ Ya eres mayorcito para acudir en busca de tu hermano cuando tienes miedo_ sonrió el menor.
-Nunca seré lo suficientemente mayor para dejar de estar contigo_ respondió.
-Que tierno_ se mofó Bill, y se separó de él.
-¡Bill!_ protestó Tom, al sentir que se iba.
El chico encendió una vela e iluminó su cara.
-Estoy aquí_ repitió.
Tom tocó el rostro de su hermano, iluminado por la vela, nunca se había dado cuenta de lo hermoso que era.
Bill encendió algunas velas más que repartió por la habitación y se tumbó en la cama, dejando sitio a su hermano, quien se apoyó contra él, usando su hombro como almohada. Sin quererlo Tom pensó en un montaje con una postura similar que había viso el día anterior, ¿o el día antes? Twincest...
-Bill, ¿tu crees que hay algo raro en nosotros?_ preguntó, deslizándose hasta quedar apoyado sobre el estómago de Bill.
-¿A que te refieres?_ cuestionó_ Desde luego normales no somos, ¿has visto como me peino?_ rió.
-No me refiero a eso… No me hagas caso, no se que me pasa_ se abrazó a su cintura.
-Tomi, no soy tu osito de peluche_ se quejó Bill, sonriendo burlonamente, pero le acarició las rastas con cariño.
Tom frunció el ceño. Fugazmente la imagen que le habían mandado por el chat apareció en su cabeza y por fin descubrió que era lo que le parecía tan familiar. Un oso de peluche estaba apoyado contra la almohada, el mismo con el que había dormido desde los tres años.
Se levantó desconcertado y se fijó en otro detalle. Sobre la cabeza de su hermano había un cuadro, el mismo que salía en la imagen.
Abrió mucho los ojos. Habían pintado el cuarto de Bill, y cambiado los muebles, pero aun así, debía haberlo comprendido. ¡No era un montaje sino una fotografía! ¿Cómo podía no haberse dado cuenta?
-¡Tú!_ lo señaló, mirándolo fijamente_ ¡Fuiste tú!
-¿Tom?_ preguntó Bill, confuso.
-¡Tú eres Libber!_ acusó.
La cara de Bill pasó del desconcierto, a la culpabilidad y finalmente sonrió.
-Así que eras tú, el que preguntaba_ soltó una carcajada_ ¿Has estado curioseando entre el Twincest? Eres un cochino, Tomi_ volvió a reír.
-¿Por qué…? ¡¿En que demonios… estabas pensando?!_ La voz de Tom estaba entrecortada_ ¿Qué pretendías?
-¿Qué pretendía?_ Bill se levantó_ No lo sé, divertirme tal vez.
-¿¡Divertirte!? Bill, ¡si te aburres te pones la tele! ¡No te haces una foto que incite a pensar que tienes un rollo con tu hermano y la cuelgas en Internet! ¡Eres…!_ no sabía encontrar la palabra exacta_ ¡… un enfermo!_ no pensó cuando lo dijo, la estupefacción había congelado sus neuronas.
Bill le miró con los ojos muy abiertos y bajó la cabeza, pero su voz no tembló cuando dijo:
-Eras la última persona de la que esperaba oír eso.
-Bill yo… lo siento, no quería decirlo…_ Tom se tapó la boca con la mano.
-¡Si!_ interrumpió Bill, alzando de pronto la cabeza y fulminándolo con la mirada_ ¡soy un enfermo! ¡Soy un enfermo porque desde que tengo uso de razón he estado enamorado de mi hermano! ¡Soy un enfermo porque quería compartir la fantasía de que me quisieras! ¡Soy un enfermo por haber manipulado sesiones de fotos y gestos en videos para que alguien más que yo pensara que podría haber algo! ¡Si! ¡Lo soy! ¡Y lo siento! ¡Te amo demasiado para guardarme para mí todos estos sentimientos!_ y dicho esto se dio la vuelta para irse, pero la mano de Tom que se posó en su hombro lo detuvo. Se volvió para mandarle a freír espárragos pero, en cuanto abrió la boca, la lengua de Tom se coló en ella furtivamente, mientras éste lo rodeaba con los brazos para atraerlo hacia sí y unía sus labios, los cuales saboreó con exquisito placer.
Se separaron jadeantes, sin alejarse demasiado, sus narices se rozaban y su aliento era compartido. Tom tomó la palabra.
-Yo también soy un enfermo_ tragó saliva_ porque, gracias a tu fantástica idea de colgar fotos extrañas, llevo tres semanas sin parar de ver Twincest, sin dejar de pensar en el Twincest y muriéndome por verte, por besarte y por hacerte el amor salvajemente.
-Oh, Tomi_ Bill rodeó su cuello con los brazos y se tiró sobre la cama, arrastrando a su hermano con él, cayendo el uno sobre el otro_ hagamos Twincest_ susurró a su oído, pasando la lengua por su lóbulo.
-Me encanta esa palabra_ rió Tom, despojándole de su camisa.
-Yo la inventé_ rió Bill.
-¿Hay algo que tú no hayas hecho?_ preguntó Tom, besando sus labios.
-Convencerte de que no uses estas horribles camisas tan grandes que esconden tu cuerpo_ dijo el menor, quitándole la camiseta a su vez.
Tom repartió besos húmedos por el cuerpo de su hermano cuerpo hasta llegar a la estrella tatuada en su vientre.
-Cuando te la hiciste pensaba que era demasiado femenina_ confió el mayor_ pienso que podría borrarla a lametones_ dijo, besando la estrella y pasando la lengua por ella.
-Ni se te ocurra o te arrancaré las rastas a mordiscos_ amenazó Bill con una sonrisa burlona, dándose la vuelta para quedar sobre él_ y ahora mantén la boca cerrada, que me desconcentras_ pasó las manos por su cuerpo y se inclinó para pasar la lengua por sus pezones, mientras sus manos desabrochaban el cinturón y los pantalones de su hermano, para después dejarle en calzoncillos. Pasó la mano por el miembro de su hermano, sintiendo su excitación a través de la tela.
-¿Y ahora qué?_ preguntó Bill, inseguro por primera vez_ ¿seguimos o lo dejamos?
-No podemos dejarlo aquí, Billy_ contestó Tom.
-Pero eso quiere decir que… ¿Quién?
Tom bajó la mirada. Si algo tenían en común todas las historias que había leído era que Bill era siempre el pasivo, salvo en tres o cuatro. Pero no podía decírselo así, de repente, y tampoco quería hacerle daño.
Bill no era tonto y lo entendió sin necesidad de palabras.
-Me da miedo_ dijo, agarrando su mano_ duele.
-Te amo, nunca te haría daño_ contestó Tom, de repente_ solo déjate llevar_ volvió a girar sobre su hermano quedando nuevamente encima. Quitó los pantalones del chico y bajó también los boxer de éste y los suyos propios, sin tapujos. Tocó el muslo del chico con suavidad, ascendiendo por la entrepierna hasta tocar su miembro. Entonces lo acarició, bajando a la vez la cabeza y mirando a Bill fijamente, dio leve mordisco en ambos muslos del chico. Sin dejar de mirarlo se metió su erección en la boca y comenzó a pasar la lengua, a succionar y a jugar con él dentro de su boca, escuchando con satisfacción los gemidos que provocaba en su hermano.
Bill no pudo aguantar más que unos pocos minutos antes de decir.
-Ahh… Tom… No puedo… aguantar más_ su voz sonó entrecortada_ ahora o nunca… Házmelo.
-Entonces tú…_ murmuró Tom.
-Hazlo ya o me echaré atrás_ amenazó Bill y el mayor no esperó a que se arrepintiera. Repentinamente besó los labios de su hermano con pasión mientras su mano derecha agarraba la izquierda de su hermano y la otra se deslizaba por su pierna hasta llegar a su entrada e introducía furtivamente un dedo en ella.
Bill emitió un quejido que fue callado por los labios de Tom, quien deslizó la mano que agarraba la de Bill y la dirigió al miembro de éste, masturbándolo con rapidez, mientras introdujo otro dedo en su hermano al que secundó un tercero. Cuando estuvo suficientemente dilatado apoyó su propio miembro sobre la entrada del muchacho y la deslizó al interior.
Bill dio un mordisco involuntario en los labios de Tom, quien no se movió, siguió besando al chico hasta que sintió que se relajaba. Solo entonces se atrevió a sacar su miembro y a volverlo a introducir con cuidado. Bill volvió a gimotear, pero Tom aumentó el ritmo de la mano con la que acariciaba el miembro del menor, haciendo que éste se olvidara del dolor. Tom volvió a moverse, pero esta vez no se detuvo, adoptó un ritmo lento, pero regular.
Poco después Bill ya no sentía apenas dolor, se libró de los labios de Tom para pedirle:
-Tom… más… más adentró_ repitió las palabras un par de veces, entre jadeos y gemidos que Tom también compartía.
El mayor intentó complacer a su hermano, aumentando el ritmo y procurando introducirse en él todo lo que pudo. Bill gimió muy fuerte cuando alcanzó su próstata.
-¡Ahí, Tomi, sigue ahí!_ pidió cerrando los ojos.
Tom le hizo caso y alcanzó el punto, una, dos, tres veces, perdió la cuenta mientras sentía su propio placer al sentir la estrechez de Bill contra él. Sabía que estaba llegando al límite, apuró sus movimientos, tanto de la pelvis como de la mano y eyaculó contra Bill. Poco después éste lo hizo en su mano y Tom salió de él.
Jadeantes, sus cuerpos se buscaron y abrazaron. El silencio se hizo en la habitación, mientras sus corazones latían desbocados y se mantuvo hasta que Tom vio que el rostro de Bill estaba mojado por las lágrimas.
-Bill… ¿te hice mucho daño?_ preguntó inseguro, abrazándolo con más fuerza.
-Un poco_ asintió éste.
-Siento que hayas sido tú_ se disculpó el mayor.
-Oh, no te preocupes_ Bill rió_ Podemos hacerlo al revés.
-¿Cuándo?_ Tom sintió nerviosismo.
-Ahora_ su voz sonó siniestra cuando lo dijo, pero sus ojos eran cariñosos cuando se subió sobre Tom y lo besó con dulzura.
Tom sintió como se le ponían los pelos de gallina, pero no lo detuvo.
-¿Duele tanto?
-No tanto_ respondió Bill_ te lo haré con cuidado.
-¿Por qué llorabas entonces?
-No lloraba, eran lágrimas de felicidad.
Tom sonrió y dejó que Bill lo besara. Por fin había descubierto el origen del Twincest y también había comprobado que era lo más hermoso que nadie había inventado jamás.


Cere5

1 comentario:

  1. jajajajaja
    ya la habia leido antes.....
    pero es imposible no volverla a leer y sentir k se me pone la piel de gallina.....jejejeje
    me encanta el twincest
    lo amo...........xd

    me encata tambien esta historia

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